«13 Tuyutî» de las canciones más populares y el relato más impactante de la guerra del Chaco. En este artículo, el profesor Erasmo González explica el contexto de estos emblemáticos versos de Emiliano R. Fernández.
El 20 de enero de 1933, a pocos meses de haberse iniciado el fragor de la lucha en las áridas tierras chaqueñas, paraguayos y bolivianos combatían en Nanawa, en medio de las constantes pugnas entre los beligerantes de mejorar sus posiciones y debilitarse mutuamente.
La firme resistencia que tuvieron las tropas paraguayas en ese fortín, es recordada en las páginas de nuestra historia como una de las más memorables de la contienda chaqueña. La epopeya de los combatientes inspiró versos y canciones que contribuyeron a perpetuarse en la memoria del pueblo, enalteciendo la valentía de aquellos soldados.
Nanawa era un punto central para que los bolivianos accedan al río Paraguay y puedan vulnerar la defensiva paraguaya. Al mando de las tropas bolivianas, el general alemán Hans Kundt estaba decidido a dar un golpe certero a los paraguayos, al punto que se encargó personalmente de organizar a las fuerzas bolivianas. Desoyendo las posiciones contrarias de militares del alto mando boliviano, inclusive del mismo presidente Salamanca, Kundt apostaba con gran seguridad a que las fuerzas paraguayas caerían rápidamente en Nanawa.
Por su parte, los paraguayos se organizaron bajo el mando del coronel Luis Irrazábal quien con su V División de Infantería erigieron sistemas de líneas defensivas. Para el resguardo del fortín se organizaron con el RI7, que se ubicó al norte, por su parte en el sector sur se contó con la custodia de los regimientos de caballería 4 Aca Carayá y el 5 Aca Verá, mientras que en el sector oeste del fortín se encontraba el RI13 Tuyutí.
Fue en el amanecer del 20 de enero cuando las tropas paraguayas se dispusieron vehementemente a la defensa del fortín, amenazada por la invasión de aproximadamente 6000 bolivianos que se lanzaron al ataque. Momentos angustiosos se vivieron, llegando inclusive al extremo que, a falta de municiones, los defensores utilizaron afilados machetes para pelear cuerpo a cuerpo. En uno de los encuentros, llegaron a ser decapitados soldados bolivianos.
La difícil posición de los defensores no fue obstáculo para que Nanawa continuara en su poder. En contrapartida, los bolivianos reprocharon al general Kundt, su inoperancia al mandar ataques frontales, generando una muerte segura de sus soldados. Con ello se comprobó su condicionada estrategia militar y su imposibilidad de doblegar a los paraguayos.
El intento de tomar el fortín Nanawa representó un fracaso para los bolivianos, su derrota repercutió enormemente en la esfera militar y gubernamental de ese país. Esta primera batalla de Nanawa fue para el Paraguay, el preludio de otras que fueron auspiciosas para mejorar sus posiciones en aquel 1933. Aquellos defensores fueron una nueva generación de paraguayos que vivió en carne propia la crueldad de la guerra, así como lo vivieron sus antepasados sesenta y tres años atrás.
La crónica desde las letras del vate popular
La loable acción de los paraguayos defendiendo el fortín Nanawa, no pudo menos que ser destacada. A pedido del propio comandante Luis Irrazábal, el poeta guaraní, Emiliano R. Fernández, compuso las letras de 13 Tuyutí, en mayo de 1933, que luego fue llevado a canción y cuya composición pertenece a Ramón Vargas Colman. Esta música constituye una de las obras más reconocidas en el cancionero popular siendo exaltado como símbolo de heroísmo del soldado paraguayo.
La pluma de Emiliano R. Fernández al describir los sucesos de aquella primera batalla de Nanawa en la que fue protagonista, narra la proeza y tenacidad del soldado paraguayo al resistir los asedios del enemigo. Los versos de 13 Tuyutí representan una descripción meritoria de la actuación del soldado paraguayo.
El poeta elogia al glorioso regimiento al que perteneció por ser parte de aquellos paraguayos que constituyeron “la muralla viva” al no permitir al enemigo que se acerquen a Asunción: “Reínte Bolivia heko ensuguýva, ndohechamo’ãi y Paraguay oî haperãme ipopîa rasýva Regimiento 13 kavichu pochy ” (1).
El bardo guaraní, ridiculizó al general alemán que subestimó a los defensores paraguayos de Nanawa “Kundt ko oimo’ãnte iñepyrûrõ ojuhúta ápe pire pererî ha ojetîjoka gringo tuja výro Nanawa rokême ojoso itî” (2).
Los oficiales paraguayos al mando de los soldados defensores del fortín Nanawa son encumbrados en los versos de Emiliano a quienes demuestra su respeto ya admiración “Mi comando Irra hendive Brizuela, mokõive voi añambaraka, ha el león chaqueño ijykerekuéra, mayor Caballero, ore ruvicha” (3).
Aquel 20 de enero representó para los paraguayos una de las gestas más emblemáticas durante la contienda, por lo que el poeta afirmó: «Oguahê jave veinte de enero, iko’êha ára viernes rovasy ohua’î va’ekue a sangre y fuego
oikepávo ápe Ña Boli memby” (4).
Las limitaciones de los paraguayos en el campo de batalla fueron fuente de inspiración para que el vate glorifique más al soldado guaraní “Ipyahê cañón ndosovéi metralla, jáma mboka’i ha yvate avión ha ni upevére ndoku’éi muralla
omoî vaekue Quinta División” (5)
El mensaje de valentía del paraguayo se ensalza referenciando el coraje para extremar recursos demostrando su arrojo. Y Emiliano lo describió con frases como: “Ava’i akãngue ko’ápe ha pépe, akãverakuéra omosarambi, a lo chirkaty machete haimbépe ikokuépe guáicha lo mitã okopi” (6).
Acorde a su naturaleza de trovador, Emiliano R. Fernández describió la hazaña de aquellos paraguayos que como sus adversarios soportaron terribles encuentros fratricidas que desangraron y sofocaron más a ambas naciones.
A 88 años de Nanawa y de los versos de 13 Tuyutí, sus letras se hacen más inmortales al ser evocadas por sucesivas generaciones que perpetúan el legado del “Tirteo Verde Olivo” permitiéndonos imaginar, venerar y recordar el sacrificio de todo un pueblo en defender su soberanía.
Autor: Profesor Erasmo González
Notas:
(1) En vano Bolivia esconde siempre sus verdaderas intenciones/no va a llegar al Río Paraguay/ hay en su camino un aguijón pernicioso/ el Regimiento 13, la avispa airada.
(2) Es que Kundt sólo piensa al principio/que aquí encontrará cobardes/pero cayó de bruces el viejo gringo zonzo/a la puerta de Nanawa se aplastó la nariz.
(3) Mi comandante es Irra, con él Brizuela,/ambos muy valientes,/y el León del Chaco a su lado,/el mayor Caballero, nuestro jefe.
(4) Cuando llega el 20 de enero/al amanecer un viernes de cara seria/acudieron a sangre y a fuego/entrando aquí todos los hijos de Bolivia.
(5) Gime el cañón, no descansa la metralla/ora los fusiles, ora los aviones en lo alto/y ni por eso se mueve la muralla/que levantó la Quinta División.
(6) Cráneos de los indiecitos por todas partes/los de la Caballería los esparcen/las segaron los muchachos/como los chircales en la chacra (según la traducción de: uni-mainz.de )