«Hombre de refresco» es una expresión del viejazo con que se referían los periodistas deportivos al jugador que, luego de estar en la banca de suplentes, entraba en sustitución de un compañero.
Decimos del viejazo porque atrás quedaron aquellos tiempos en que cronistas, redactores, relatores y comentaristas de fútbol llamaban “hombre de refresco” al que reemplazaba a su compí.
Y decimos que periodistas deportivos usaban ese juego de palabras porque en la charla futbolera con los amigos nadie salía a decir, por ejemplo: “Debe cambiar ya el técnico, tiene que entrar un hombre de refresco”. Ja-más de los jamases los perros hablaban así.
Se le decía “hombre de refresco” porque era el jugador que entraba fresco al partido. Su misión era darle “frescura” al sector por el que le tocaba desplazarse o “refrescar” el sistema táctico del profe.
Por el contrario, el término «refresca» es utilizado en Paraguay como un descalificativo muy discriminativo para referirse a las mujeres que comercian con el sexo.