“Apete” es uno de los términos que frecuentemente confunde a quienes viajan al interior del Paraguay. Esto quiere decir “acá cerquita” pero sucede que las referencias de distancia suele ser muy diferente en el campo en comparación con la ciudad, lo que genera muchos conflictos de comunicación.
Por ejemplo, tengamos presente que al poblador rural, acostumbrado a largas caminatas diarias, “apete” bien puede abarcar desde una distancia de 10 metros, un par de kilómetros o más. En realidad, le puede parecer cerca incluso algunas leguas de recorrido. Pero sólo a él.
Los equívocos causados por esta situación a los citadinos que van al campo han generado numerosos chistes, memes y anécdotas.
Otra particularidad de los paraguayos es la forma de indicar una dirección, que abunda en referencias concretas, por nuestra tradicional resistencia a procesar conceptos abstractos. Esto sucede tanto en zonas rurales como en la ciudad.
Siempre una dirección está “pasando tal cosa”, “frente a un árbol X”, “donde veas un portón negro”, etc. Dificilmente se ubique con facilidad una dirección tipo Palma al 500 y así por el estilo; no, nosotros tenemos que dar esa referencia concreta, sí o sí.