«Pa’ima he’i» es uno de los dichos populares (ñe’enga) clásicos en Paraguay. Se traduce como: Ya lo dijo el sacerdote. Es decir, adopta el rango de indiscutible, dicho por una autoridad que para muchos ostenta la representación divina.
Durante la larga vigencia del dogma, casi cualquier discusión podía resolverse con la última palabra, proveniente del sacerdote que podría zanjar la disputa. En ciertos lugares del interior del Paraguay aún es muy relevante la figura del sacerdote y generalmente mantiene la autoridad.
De todos modos, a pesar de los cuestionamientos que tiene la iglesia por distintos escándalos, en las últimos años seguía manteniendo más credibilidad que otras instituciones.
En el caso paraguayo, hay toda una tradición que el peso de los obispos es particularmente temido durante la festividad de Caacupe, cada 8 de diciembre. Allí las homilías suelen ser muy críticas. Para los gobernantes de turno suele ser toda una prueba de fuego escuchar tales críticas.