“Arribeño” significa para la Real Academia Española (RAE) “venido de tierras altas”, pero en Paraguay es sinónimo de cualquier persona que llega del exterior de una comunidad, no importa la altura de su proveniencia.
Según los refranes populares, el arribeño generalmente es digno de toda desconfianza. En el diccionario de americanismos refiere: “persona forastera recién instalada en una ciudad o población”. Esta definición es la utilizada comúnmente en Paraguay.
El cancionero popular le dedica varios versos. «Mi serenata arribeña», escrito por Carlos Miguel Giménez musicalizada por Emilio Bobadilla Cáceres canta: «Mi ensueño de arribeño me dice que tus labios/con mieles de claveles mi vida endulzará».
En tanto, Rigoberto Fontao Meza escribió «Arribeño resay» (lágrimas del andariego): «Arribeñomi resa pypuku/ resa ry’aipa, upévako che» (el pobre arribeño, de ojos profundos/de ojos llorosos, ese soy yo». El tema fue musicalizado por José Asunción Flores. El propio Emiliano R. Fernandez también compuso «Arribeño purahéi», aunque la polka fue popularizada con el nombre de Barcino Colí.
«Arribeño ha jagua arriero ohohápente ovy’a» (el forastero, igual que un perro sin dueño, donde se va nomás está contento). Otro ñe’enga dice: «arribeño mante oñakarama va’era la bandídare» (solo el forastero se agarra de la bandida).