“Kóa haku jeýta, he’i mbarakaja ra’y okapa va’ekue”. Se traduce como: Este va a volver a calentarse (en el sentido sexual), diría aquel que castró un gato recién nacido.
Es que la sexualidad de los gatos es más compleja que el resto de las mascotas. Por ejemplo, las gatas no montadas pueden tener celos semanales que alteran a los michis del vecindario.
Los especialistas sugieren la extirpación de los órganos reproductivos para evitar problemas de comportamiento. Pero una esterilización sin castración no resuelve el tema, advierten.
Por ejemplo, aún con una esterilización quirúrgica “el macho seguirá marcando con la orina (o arañazos) y la hembra seguirá entrando en celo”, explicó la veterinaria Maria Pifarré al diario español La Vanguardia.