El día del masón paraguayo se conmemora el 12 de junio desde el año 1990. Pero la historia de esta institución ya empezó hace alrededor de 170 años, nos relata el doctor José Miguel Fernandez Zacur, gran maestro de la Gran Logia Simbólica del Paraguay.
La Masonería es una institución filosófica, iniciática, progresista, civilizadora y filantrópica formada por la asociación de hombres libres y de buenas costumbres, unidos en familia por vínculos de fraternidad. Tiene como base la creencia en un Ser Superior, creador de todo, al que denomina Gran Arquitecto del Universo (para evitar conflictos por las denominaciones que le asignan las diversas religiones).
Proclama la libertad civil y de conciencia; practica el ejercicio de todas las virtudes; lucha contra la ignorancia y el error en todas sus formas. Sus fines esenciales son: la unión de todos los hombres por el amor fraternal; la propagación de la pureza de sentimientos por la moral; el mejoramiento de la condición social del hombre por la instrucción, el trabajo, por la protección mutua y solidaridad. Su lema se simboliza en la triple enseña: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
La Masonería no es una religión. Sin embargo, es una organización espiritual que exige a sus miembros algún sentido de la trascendencia, independientemente del credo que profesen.
Cuando se habla de “Masonería Simbólica” o de “Simbolismo”, se hace referencia al núcleo de la Orden compuesto por tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Estos se reunen en “Logias”, cuyos representantes conforman una “Gran Logia”. La Gran Logia Simbólica del Paraguay es la autoridad máxima de la institución en territorio paraguayo. A la cabeza se encuentra el “Gran Maestro”, autor de este artículo.
También existen los llamados “Grados de Perfeccionamiento”, agrupados en “Ritos”, uno de los cuales (no el único pero tal vez el más conocido en nuestras latitudes) es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (con 33 grados). Otros son el Rito de York, el de Emulación, el de Memphis Mizraim, el Brasilero, el Francés, el Escocés Rectificado, el de Schröder, etcétera.
La presencia de la Masonería en nuestro país arranca con la Logia naval Conway, que funcionaba en la nave de vapor británica Locust al mando del Comodoro (y Venerable Maestro) Ernest Hotham. Su hermano, Sir Charles Hotham, Caballero Comendador y Capitán de Marina acreditado en Misión Especial para el Río de la Plata, fue quien habiendo arribado a la bahía de Asunción en diciembre de 1.852, reconoció la independencia del Paraguay en representación de Su Majestad, la Reina Victoria, el 4 de enero de 1.853.
Luego de este hito y de la misión paraguaya a Gran Bretaña encabezada por el Brigadier Francisco Solano López, el Presidente Carlos Antonio López contrató varias decenas de técnicos ingleses poniendo en marcha un plan de modernización e industrialización para el país. Estos súbditos británicos, todos ingenieros, fundidores, maquinistas, oficiales de marina y auxiliares, conformaron una suerte de élite social y cultural. No sería raro entonces que varios de ellos se reunieran, por ejemplo, en la Logia clandestina Pitágoras que ya funcionaba en Asunción y cuyo Venerable Maestro era el italiano Erico Tuba. Bien pudieron arribar ya iniciados o haberse iniciado aquí, como lo hiciera el escocés William Stewart, médico personal de Carlos Antonio López y de Francisco Solano Lópz.
La Gran Logia Unida de Inglaterra (Gran Logia Madre de las demás, fundada el 24 de junio de 1.717) reconoció la autonomía de la Masonería paraguaya el 2 de marzo de 1.910 y le asigna una antigüedad que se remonta al año 1.869. En este año ocurrieron los siguientes eventos: 1. El 18 de julio de 1.869 se funda la Logia Fe bajo los auspicios del Gran Oriente del Brasil en el Valle de los Benedictinos (separado hasta 1.882 del Gran Oriente del Brasil en el Valle del Lavradio), que trabajaba en idioma portugués. 2.
El 18 de setiembre de 1.869 se funda la Logia Unión Paraguaya Nº 30 bajo los auspicios de la entonces denominada Gran Logia Argentina. Este número “30” no pertenece a la nómina paraguaya sino a la argentina, sucediendo a la Logia Fraternidad Nº 29 de Goya y antecediendo a la Logia Egalité Nº 31 de Buenos Aires.
Estas dos primeras Logias compartían el alquiler del mismo Templo ubicado en Independencia Nacional y Justicia (hoy General Díaz) por 300 Patacones Fuertes mensuales. La Logia Fe abrió un Capítulo Rosacruz y terminó dividiéndose en otras cuatro que pasaron a denominarse Fe propiamente, Fraternidad Masónica, Asilo de la Virtud y Fede e Laboro.
En la misma época se constituyeron en Humaitá las Logias Esperanza, Caridad y Amor a la Virtud. También funcionaba la Logia Cruz en la isla de Cerrito, fundada el 27 de agosto de 1.871 en la residencia del Capitán de Fragata José Marques Guimaräes y posteriormente trasladada a la base naval de Ladário, en Mato Grosso do Sul. Aunque según Robert Gould en su completa obra “Historia de la Masonería en todo el Mundo”, edición revisada por Dudley Wright en 1.936, Volumen 4, Pág. 172, dichas Logias se autoproclamaron independientes y fundaron un “Gran Oriente y Supremo Consejo” que anunció su propio establecimiento por una circular fechada en noviembre de 1.871, tales oficinas quedaron huérfanas en 1.876 cuando las fuerzas aliadas abandonaron el territorio nacional.
Se dio paso así a una segunda época del Simbolismo paraguayo (vigente hasta hoy), inaugurado con las Logias Aurora Nº 66 en 1.887 y Sol Naciente Nº 74 en 1.892, ambas bajo los auspicios del Gran Oriente del Uruguay. Aquellas, reenumerándose con los ordinales 1 y 2, constituyeron un nuevo “Gran Oriente del Paraguay” junto con las Logias Federico El Grande Nº 3, Libertad Nº 4 y Universo Nº 5.
Los estatutos civiles del Gran Oriente del Paraguay fueron aprobados el 12 de junio de 1.895, fecha en la que se recuerda el Día del Masón Paraguayo por Decreto de la Gran Maestría Nº 3/90 del 10 de mayo de 1.990.
La Carta Patente de la Masonería Simbólica en Paraguay fue conferida por la hoy Gran Logia de la Masonería del Uruguay el 3 de enero de 1.896.
Las Logias simbólicas jurisdiccionadas bajo el Gran Oriente del Paraguay conformaron la Gran Logia Simbólica del Paraguay en Tenida Magna realizada el 13 de mayo de 1.923.
En noviembre del año 2.005, la Masonería Simbólica paraguaya sufrió un cisma. La comunidad masónica internacional reconoce con amplia mayoría a la línea que preside el infrascrito como la continuadora del tronco histórico en territorio paraguayo luego de la escisión.
No obstante, la Gran Logia Simbólica del Paraguay se encuentra promoviendo la reunificación del Simbolismo en su jurisdicción. Los Masones no somos fraccionarios. Por el contrario, desde el Grado de Aprendiz trabajamos sobre el concepto: εν το παν (en to pan) o Unidad del todo. Las puertas de la Gran Logia Simbólica del Paraguay están abiertas para el reencuentro, como lo estuvieron siempre. Los Masones no podemos resolver nuestras diferencias desde la disociación, contribuyendo a la ilusión maniqueista de los opuestos irreconciliables.