Un valioso tesoro de la Virgen de Caacupé fue robado por el ejército brasileño hace más de 150 años, pero hasta ahora no ha sido devuelto. «¡Qué vergüenza!», llegó a exclamar un obispo cordillerano, pidiendo -hasta ahora sin éxito- que el vecino país devuelva «al menos esa corona» arrebatada a la madre de todos los paraguayos. Aquí, la historia del triste episodio:
La imagen de la Virgen de Caacupé sufrió un terrible saqueo durante la Guerra de la Triple Alianza, por parte de las tropas brasileñas. La valiosa corona de oro y plata, que había sido ofrendada por la hermana del Mariscal López, cayó en manos enemigas y hoy se cree que permanece como trofeo de guerra en un museo del Brasil.
Un estampido en el cielo sacudió a todo el pueblo caacupeño un lluvioso día de 1852. Era un rayo que cayó sobre la iglesia en donde, en aquel entonces, se guardaba la imagen de la Virgen de Caacupé, tallada por el indio José.
¿CONOCÍAS?: 21 tipos de políticos paraguayos
El rayo dañó una parte de la imagen y los fieles vaticinaron un oscuro episodio. “Esto es señal de que algo muy malo va a pasar”, mencionó una de las doñas que acudió al templo para ver las consecuencias del fenómeno natural. Y tenía razón. Justamente, este fue el precedente de uno de los robos más dolorosos que vivieron los caacupeños durante la Guerra de la Triple Alianza.
La oración del papa Francisco a la Virgen de Caacupé
En 1869, durante la contienda, las tropas enemigas saquearon el templo y robaron la corona de oro y plata de la Virgen de los Milagros. Esta era una de las joyas más costosas de la imagen y había sido una donada por Inocencia López de Barrios, hermana del Mariscal Francisco Solano López.
En su libro “Caacupé, pueblo mío”, el licenciado Pedro Artemio Ruiz describe cómo ocurrieron los hechos que desencadenaron este terrible episodio.
“Perdida la batalla de Piribebuy el día 12 de agosto de 1869, el Mariscal López abandonó Azcurra para dirigirse hacia San Estanislao por el camino de Caraguatay. La campaña de la Cordillera iba a marcar la última etapa de la guerra. Pasó por Caacupé y ordenó la evacuación del pueblo (…) Pasó luego a hablar con el guardián del Santuario, el diácono José del Pilar Giménez. Como en el santuario se guardaba una considerable fortuna en dinero efectivo y en joyas, ordenó cargarse con todo en salvaguarda de la rapiña de los enemigos”, menciona el libro.
El joven diácono cumplió la orden del Mariscal. Cargó los tesoros de la Virgen y se sumó a la caravana que se dirigía hacia Caraguatay. La imagen sagrada quedó encerrada en el santuario, despojada de su corona imperial y de sus joyas.
“El tesoro de la Virgen, amontonado lentamente por la generosidad de sus hijos, estaba destinado para la construcción de un templo más acorde con la magnificencia de una reina. Después de la batalla de Acosta Ñu todo ese caudal del pueblo paraguayo cayó en manos de los brasileños. Así se perdió el tesoro de la Virgen, escamoteado por la voracidad enemiga. Entre las joyas de mayor valor estaba la corona que le había regalado una de las hermanas del Mariscal, doña Inocencia López de Barrios; era esta corona de oro purísimo, adornada con piedras preciosas”, describe Ruiz en su libro.
En un material publicado por el Ministerio de Educación, se menciona que entre los elementos robados también había otras joyas y donaciones de dinero que iban a ser destinados a la construcción de una nueva iglesia en la Cordillera. Pero toda ilusión acabó con la invasión de los soldados.
Llevaron solo la corona
La versión del robo también la relata el historiador y sacerdote Marciano Toledo. Sin embargo, él señala que la corona la arrebataron de la cabeza de la Virgen y que el episodio ocurrió tras la sangrienta batalla de Piribebuy.
En contacto con medios de comunicación, Toledo contó que esa corona fue la primera joya que recibió como donación la imagen de la Madre Santa. “Luego de la batalla de Piribebuy, las tropas enemigas, compuestas en su mayoría por brasileños, entraron a la casa de la Virgen de Caacupé el 12 de agosto de 1869 y se llevaron prácticamente solo la valiosa corona de oro y plata, arrebatada de la cabeza de la imagen”, expresó en una entrevista de 2013.
8 CURIOSIDADES: ¿Qué significa «sos formal» en Paraguay?
Por fortuna, se llevaron la valiosa joya pero no tocaron la imagen, lo cual hubiera sido una tragedia para todo el país por la devoción hacia la Virgen Serrana y por el valor histórico de la escultura.
Se cree que la corona robada por los brasileños se encuentra en el Museo de Petrópolis (Rio de Janeiro, Brasil), entre los trofeos de guerra. Gracias a los devotos, la imagen de la Virgen consiguió otra corona, que es la que actualmente lleva en la cabeza. Además de colocarle esa joya, los creyentes le regalaron anillos, rosarios y una impecable vestimenta.
Si bien hay varias versiones, todas coinciden en el robo de la joya que cayó en manos enemigas y entristeció a la ciudadanía. Sin embargo, el optimismo de los creyentes pudo más y lograron reponerse del doloroso hecho.
CONOCÉS LA HISTORIA: ¿Cómo comenzó realmente la devoción a la Virgen de Caacupé?
El episodio del robo a la Virgen, que es casi desconocido para la mayoría, motivó un fuerte reclamo del anterior obispo cordillerano, monseñor Claudio Giménez, quien llegó a pedir públicamente que Brasil devuelva el tesoro de la madre de todos los paraguayos.
Fue durante la recordación del día del niño en el 2015, cuando el entonces obispo dijo que el 12 de agosto de 1869 las tropas brasileñas también «ocuparon Caacupé y se llevaron el tesoro de la Virgen. ¡Qué vergüenza, verdad!».
Luego, monseñor Giménez acotó: «Ojalá algún día los brasileños devuelvan, al menos, esta corona. Porque se supone que todo el oro que se llevaron ya habrá desaparecido».
LEÉ TAMBIÉN: «Gracias al Señor San Juan puedo caminar sobre las brasas»