Cuando el Papa Francisco visitó Paraguay en julio de 2015 pronunció unas palabras, refiriéndose a la mujer paraguaya “como la más gloriosa de América”. Fue un homenaje a las sobrevivientes de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), a las Residentas. ¿Quiénes fueron las Residentas”
Su historia comienza el 24 de febrero de 1867. Las mujeres de Asunción realizaron un congreso, el primero en su género en América, en el que dicideron conformar comisiones regionales que se encargaron de juntar joyas y alhajas destinadas a solventar la defensa de la Patria.
Una vez hecha la colecta en todo el país, entregaron al Mariscal López junto al denominado “Libro de Oro” que contiene los nombres de 5 mil mujeres que hicieron sus donaciones, mencionando su lugar de residencia.
Este libro fue depositado en l Archivo Nacional de Asunción, donde se encuentra hoy.
Sobre el destino de este tesoro colectado hubo muchas investigaciones y también especulaciones, pero nadie pudo asegurar en qué se invirtió o adonde fue a parar. Debido a la guerra, el país estaba bloqueado, imposibilitado de tener ningún tipo de comercio con el exterior.
A todas las mujeres que emprendieron la marcha junto al ejército de López y que luego retornaron a sus hogares para encontrarlos destruídos se las llamó Residentas. ¿De dónde proviene este nombre?
El 24 de febrero de 1868 salió el decreto ordenando la evacuación total de la población de Asunción. Como capital designaron entondes a la ciudad de Luque.
La escritora Beatriz Rodríguez Alcalá escribió al respecto: “Cuando se dio la orden de evacuar Asunción se fue asignando las distintas residencias por zonas de los peregrinos.
Al hacerse más violenta la presencia enemiga, se trocaron los diversos puntos de residencia por otros más al norte, hasta llegar a Cerro Corá y aledaños».
“De ahí ahí que se denomina Residentas a los diversos grupos de peregrinantes, porque ya tenían fijados con antelación sus diferentes destinos, su residencia”, señaló en una publicación del diario ABC.
Obligaron a todas a partir, las que dieron sus joyas, las que no dieron y aquellas que no tuvieron nada que donar, que ofrecieron generosas su sacrificio y su sangre. La caravana partió de Asunción, llegó a Luque. Después Azcurra, Piribebuy, San Estanislao hasta Cerro Corá. Los niños que la integraban fueron puestos como soldados en Acosta Ñu, el 15 de agosto de 1869. Murieron 3.500.
No hace falta resaltar el dolor y el sufrimiento que significaba esta famélica y harapienta caravana, la mayoría mujeres. Lo peor era el hambre y la falta de medicamentos, además del acoso permanente de las fuerzas enemigas, implacables. Luego de Cerro Corá tuvieron que regresar para enfrentar una nueva realidad, muy diferente a todo lo que vivieron antes.
Los pocos hombres que sobrevivieron estaban heridos o enfermos, algunos escondidos en los montes. Y las mujeres comenzaron la reconstrucción, la crianza de los hijos, arando y cultivando el campo, atendiendo a los anciannos.
Este fue el trabajo de gigantes que cumpleron las Residentas. Hicieron renacer una nación de las cenizas, en medio de tanto dolor, con tantas muertes alrededor.
“Ustedes saben que en toda América la mujer paraguaya es la mujer más gloriosa. Porque esa mujer, la mujer del Paraguay, supo asumir un país derrotado por las injusticia y los intereses internacionales. Y ante esa derrota llevó adelante la Patria, la lengua y la fe (Papa Francisco, julio 2015, Asunción).
Entre las Residentas se encontraba Elisa Alicia Lynch, compañera del Mariscal López. En una carreta peregrinó hasta Cerro Corá y luego del 1 de marzo de 1870 tuvo que sepultar con sus manos los restos del Mariscal y de Panchito López.
Pero las mujeres paraguayas también habían estado en los campamentos de los frentes de guerra cumpliendo diversos servicios de apoyo y asistencia como enfermeras, lavanderas, cocineras y también participaban en los bailes, en el transporte de material pesado (Masterman G.F. “Siete años de aventuras en el Paraguay”, Buenos Aires, 1870).
En el año 1979 se inauguró un monumento a las Residentas en el límite de Asunción con Luque, a un costado de la autopista al aeropuerto internacional “Silvio Pettirossi”. La escultura es obra del artista Francisco Báez Rolón, ya fallecido. Representa a una mujer que sostiene con una mano a un niño y en la otra tiene una bandera.
El 24 de febrero se celebra el Día de la Mujer Paraguaya que coincide con el Congreso de 1867 que se había realizado en la explanada de la actual Catedral Metropolitana de Asunción.
Las destinadas
Algunos historiadores mencionan también entre las reconstructoras del país a las “Destinadas”. A estas mujeres se las castigó durante la guerra bajo la acusación de diversos delitos. El confinamiento se aplicó a las mismas y fueron llevadas a Yhu, actual departamento de Caaguazú.
A otro grupo habían enviado antes a un lugar llamado Espadín, en el lado este de la Cordillera del Mbacaraju, en lo que hoy es territorio brasileño luego del despojo hecho por las fuerzas invasoras y posterior firma de un nuevo Tratado de Límites.
“A la Residenta” es una canción compuestas por Carlos Noguera y Juan Manuel Marcos. el grupo Vocal Dos interpretó e tema, así como el cantante Ricardo Flecha, entre otros artistas.
La obra teatral “Las Residentas” fue presentada en 2016 bajo la dirección de Carlos Cáceres-Chamán, con guión inspirado en textos de Moncho Azuaga y Patricia López, con música de Carlos Noguera (Cultura.gov.py)
“Residentas-La última lágrima”, obra teatral en versión de José Luis Ardissone, con textos basados en testimonios de mujeres recopilados por Guido Rodríguez Alcalá, que incluye fragmentos de Jorge Rubiani (Ultima Hora, marzo 2018).
Adolfo Giménez.
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Qué orgullosa estoy de las mujeres de mi patria.