“Abuela memby” es una de las frases populares en Paraguay, pero ¿qué tanta vigencia tiene esta suerte de institución tradicional? El fenómeno se da en distintos niveles de nuestra sociedad. Pero en los últimos años muchas abuelas ya no son mamá jo’a (doble mamá), salvo casos de emergencia.
Muchos paraguayos se apropian de la frase de “soy abuela memby” para significar que fueron criados por los abuelos. O que sienten ese amor especial hacia su abuela. No por el simple hecho de ser abuela, sino porque fueron amparados y educados bajo el mismo techo. Carlos M. nos cuenta su historia. Él creció a orillas del río Paraguay, en Sajonia, junto a su abuela y sus dos hermanos. Arranca diciendo “tenía 2 años cuando mi madre me dio a mi abuela”. Quizás por la situación económica de la época, pero él no sabe exactamente porque se quedó al cuidado de su abuela. Una mujer que en ese entonces tenía 47 años.
Tiene muchos recuerdos con ella, de ella y una admiración porque dice que su abuela era muy exigente con él. “Era como mi mamá, ella venía de otra generación, entonces cuando las cosas se hacían diferentes”. Su madre tuvo 8 hijos, de los cuales también un hermano y una hermana iban y venían. “Los últimos años de su vida estaba muy apegada a mi hermano y hermana, pero para ese entonces ya estaba mamá también con nosotros”.
Su madre engrosa la fila de los miles de paraguayos que viajaron a la Argentina. Casi todos, para buscar mejores condiciones de vida y fue allí donde nació Carlos M. en el año 1977. A su regreso, el niño se quedó con la abuela.
Pese a que vivían en una casa humilde, de ella aprendió el valor del trabajo, el esfuerzo y la honestidad en la vida. “No aprendía las materias en la escuela y ella me pagaba profesora particular”.
Además, agrega que no pudo comenzar el colegio a la edad que le correspondía porque tenía problemas de documentación porque había nacido en Buenos Aires. Y entonces, la abuela lo motivaba para trabajar.
Fue ella quien le inculcó desde muy joven a aprender algún oficio, a tratar de salir adelante a pesar de la adversidad. Y sobre todo le enseñó “a ser buena gente, procurar por uno mismo y a no cagarle a la gente”, comenta.
¿YAMBAY EXAGERA?
Carlos M. menciona que hay una idea que quizás un poco exagerada que viene justamente de la canción de Quemil Yambay. Es la creencia de que la abuela memby es ate´y (haragán), además de mimado y arruinado. Él considera que está lejos de la realidad que le tocó vivir. “Mi abuela no era condescendiente con nosotros, era muy exigente, se tomaba en serio todo lo que hacíamos. Además, ella estaba en otro momento de su vida, ya había aprendido y venía de una generación más estricta en todo sentido”, reflexiona.
Relata que la relación en el seno familiar inclusive llega a ser conflictiva. Los tíos cuestionan a su hermana porque dejaba a sus hijos al cuidado de la madre. “Y también a nosotros los hijos nos influían hacia nuestras madres”. Por lo que tenemos ese cariño más cercano y sincero, del día a día, hacia nuestra abuela.
Conmovido por la tristeza cuenta que su abuela murió de un cáncer que se le había diagnosticado en etapa muy avanzada. Murió a las 21:15 horas del 12 febrero de 2002 en un hospital capitalino. Tenía 72 años. “Yo le estaba tomando de las manos”, finaliza.
ABUELAS MODERNAS
Para Karina Ocampos, madre de dos niños, las abuelas actuales son distintas. Porque se dieron cuenta de que existe un cambio cultural porque ellas deciden sobre sus propias vidas. Están empoderadas y, generalmente, luego de la jubilación muchas se dedican a viajar o emprenden algún negocio. Inclusive se capacitan, se actualizan en distintas áreas. Esa es la inclinación significativa que se puede ver a partir de la década de los 2000.
Antes, las mujeres estaban más apegadas al cuidado de la casa y a ocuparse de los nietos. Ese rasgo es menos visible, por lo menos en la ciudad, sostiene.
“Para nosotras las madres que ya no podemos contar con el tiempo completo de los abuelos, nos ayuda mucho la apertura de guarderías. Así pueden recibir a nuestros niños desde los tres meses”, afirma. Ella opina que ahora la mayoría de las parejas con hijos pueden recurrir eventualmente y en casos de emergencia a los abuelos. Lo que sí permanece inalterable es ofrecer al niño la compañía, el amor, el cariño y la condescendencia que regalan los abuelos. Permanece igual en el tiempo.
REALIDAD SOCIAL
El sociólogo Luis Galeano pina que el fenómeno de los niños y adolescentes criados por los abuelos se puede ver en diferentes clases sociales.
En la ciudad, en una clase media o alta el rasgo más frecuente se da porque los padres deben salir a trabajar. Y la alternativa es acudir a los abuelos para el cuidado de los niños.
Sostiene que es un fenómeno social y sociodemográfico a la vez. Se puede identificar como resultado de un proceso migratorio que se experimenta en el campo. Por ejemplo cuando los miembros de pequeñas familias campesinas se ven obligados a abandonar el hogar para buscar trabajo.
Generalmente, son los miembros jóvenes quienes deciden ir al extranjero (en este momento en pausa por la pandemia).
Existe otro rasgo también importante que la jefatura del hogar en las zonas urbanas y periurbanas como en Central. Pero también en Ciudad del Este y Encarnación que la mayoría de los hogares tienen una jefatura femenina. En los últimos años se coloca en una cifra del 35 por ciento de jefatura del hogar exclusivamente femenina, agrega.
El Instituto Nacional de Estadística INE informó sobre el fenómeno a través de la Encuesta Permanente de Hogares Continua del año 2020. Refiere que en el país existen 153.476 jefas del hogar con al menos un nieto menor de 18 años viviendo en el hogar. De ese número total corresponde para la zona urbana de 102.883 y para la zona rural 50.593. La cifra no representa a los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay.
Además, precisa en un segundo cuadro que los nietos menores de 18 años que viven con las abuelas en el país son 267.188. De la misma forma, el número más grande está en la ciudad con 172.020 y en el área rural con 95.168.
HEIDI ES ABUELO MEMBY
En la literatura y en la televisión se hizo muy popular Heidi, la niña de los Alpes Suizos que vivía con su abuelo. En los dibujos de hace más de 40 años se escuchaba “Abuelito, dime tú, qué sonidos son los que oigo yo…” Todos recordamos las aventuras de la pequeña huérfana Heidi. A sus cinco años, vivía en las montañas e intentaba hacer amistad con Pedro, otro niño de 11 años.
La experiencia de quedarse al cuidado de los abuelos también sucede en otras latitudes. Pero aquí en Paraguay tiene un rasgo particular de ser, por un lado, hijo de corazón, sobrino y la vez hermano de los tíos. También aquellos que son abuela memby se responsabilizan de sus abuelos hasta en los detalles más ínfimos. Y buscan —no sin conflictos— mejorar la vida cotidiana en el hogar. En definitiva, reciben lo que merecen. Y lo que se han ganado durante años con una entrega absoluta y la coexistencia de ese doble rol de madre y abuela.
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Excelente artículo!!!