«Maestra ména» se traduce como esposo de maestra. Sucede que los maridos de las profesoras tienen fama de no ser muy agraciados intelectualmente.
La frase completa, que en realidad tiene una gran carga discriminativa es: «mba’e tavy maestra ména» (ignorante como marido de docente).
Otro prejuicio asociado frecuentemente a estos consortes de las docentes es la creencia de que no trabajan y son mantenidos por sus esposas mientras ellos se dedican a los cuidados del hogar.
También hay un dicho que alude al mismo tema: «Por su puesto, he’i maestra ména». Es un juego de palabras que reproduce la misma idea del supuesto interés económico que mueve a los varones que se emparejan con docentes.