La frase, de por sí bastante descriptiva, se refiere a la práctica de esperar una oportunidad para lograr algo. Es una metáfora proveniente del fútbol que se puede aplicar a diversos órdenes de la vida.
Por ejemplo, si hay un tiro libre o un penal, lo que sea: el jugador debe estar muy pendiente de la oportunidad que puede surgir de cualquier jugada. Resumiendo, sería la estrategia del oportunismo.
Por ejemplo, para hacer negocio, uno puede estar esperando la mejor oportunidad para hacer una oferta o pujar por algo en condiciones ventajosas. En el plano amoroso, el pretendiente puede aprovechar que -por ejemplo- la dama se haya peleado con su novio y allí acercarse a la dama en cuestión.
Obviamente, en la política hay montón de ejemplos de los que «pescan el rebote» para sacar ventajas de determinadas situaciones.