“Candidato” es una palabra que en Paraguay, aparte de referirse al postulante de la política, alude al novio o pretendiente de una mujer.
También se le dice «festejante», «chico’i», «novio ofi» (oficial), “chúli”, o simplemente «candi».
Pueden clasificarse en distintas categorías, según el criterio de los allegados que juzgan al prójimo de turno. Así, uno puede ser «candidato lampino», «alhaja», «perô» (pelado), «sogue» si es un hombre de escasos recursos económicos, en contraposición al «buen partido», que ostenta una economía prometedora.
Una crueldad que suele ser aplicada a los novios pobres se resume en la frase: «Plata cajon rehe oñepysanga Fulana» (esa chica se tropezó por un cajón lleno de dinero).
Los candidatos sin futuro, en tanto, se convierten al cabo de los años en «calientasillas» en caso de no formalilzar un pedido para desembocar la relación en un matrimonio. Por otra parte, estos hombres también reciben la denominación burlesca de «candi gaucho» que sería una mezcla de novio-amante.